Una breve historia de la pulsera del hombre.
Adorno de muñeca y brazo, generalmente de metales preciosos y en forma de círculo, es la definición clásica de pulsera, que todos conocemos.
Pero, ¿qué sabemos de sus orígenes y su historia?
Primera pulsera prehistórica encontrada en una cueva de Desinova en Siberia datada hace 40.000 años, fabricada en Clorita: Silicato de aluminio, magnesio y hierro de origen metamórfico o alteración hidrotermal.
El uso de la pulsera está atestiguado desde los primeros tiempos con la introducción de metales.
Los tres tipos básicos, fabricados en todas las civilizaciones antiguas, son: círculo, cinta, serpiente. En las culturas protohistóricas occidentales, se documentan brazaletes de bronce y hierro bastante toscos, generalmente en un círculo o cinta.
En el mundo oriental, sin embargo, estaban hechos de metales preciosos, engastados con piedras preciosas, y tanto hombres como mujeres adornaban sus tobillos y muñecas.
En el mundo prehelénico, la primera evidencia se remonta al tercer milenio antes de Cristo.
Incluso entre los griegos, el brazalete se usaba como adorno para los brazos y los tobillos
El favor particular gozó la serpiente, luego transmitido a Magna Graecia, Etruria y luego a Roma:
el reptil se representa con un círculo tubular o con un simple círculo, tubo o cinta, según una tipología de importación asiria.
Las pulseras etruscas se generalizaron en el siglo VII a. C. Las pulseras etruscas se generalizaron en el siglo VII A. C.
y en ellos el gusto indígena combinado con las influencias del arte jónico dando lugar a obras preciosas como los ejemplos de Vetulonia.
En Roma, la armilla (como se llamaba genéricamente a la pulsera) era un objeto típicamente femenino, utilizado por los hombres solo como insignia de valor militar.
Pero hay varios nombres latinos para la pulsera: sphinter (con un círculo interrumpido), spatalium (para la muñeca), dextrocherium (para el brazo derecho).
Además de la en forma de serpiente, se conoce la pulsera hemisférica, característica de Pompeya, derivada de modelos celtas.
Durante el Imperio Romano se produjo un embellecimiento progresivo de la joya, en formas rígidas y articuladas,
perforado y adornado con gemas, según ese gusto influenciado por las corrientes de pueblos extranjeros, que se perpetuó en el arte bárbaro.
En la Edad Media, las pulseras se usaban mucho menos en Europa y se convirtieron en adornos exclusivamente femeninos.
Entre los pueblos orientales, sin embargo, siguió prevaleciendo el empleo de hombres.
Famosos fueron los de los reyes persas e indios por el tamaño y el valor de las piedras engastadas.
En el Renacimiento, la pulsera se hizo muy popular en todas partes, enriquecida con nuevas formas y nuevos materiales, también gracias a distinguidos grabadores y escultores que no desdeñaron el llamado arte “menor” de la orfebrería.
La moda de la pulsera continuó en los siglos siguientes, variando naturalmente el procesamiento y la decoración, de acuerdo con los diversos gustos y estilos imperantes.
Así en el siglo XVIII los brazaletes se adornaron con miniaturas y el período neoclásico vio el triunfo del camafeo.
En el arte actual, en cambio, existe un constante intento de romper con las formas tradicionales en acorde con ls nuevas tendencias que combinan con nuestro estilo de vestir.
Finalmente los brazaletes han dejado de ser solo patrimonio de las mujeres llegando a intervenir en una parte importante de la imagen del hombre moderno, aunque solo estamos al principio de esta gran evolución, siendo nosotros, Aldo Fioriti Jewels, extremadamente representativos y protagonistas.